Es nuestra responsabilidad cuidar de nuestra casa común y tomar medidas para protegerla. Debemos reconocer que todos los seres vivos estamos interconectados y que nuestra supervivencia depende de la salud del planeta.
Aprender a vivir en armonía, utilizando los recursos de manera sostenible y equilibrada, se convierte en un reto. Cuidar y proteger nuestra casa común nace y va creciendo desde nuestra fe y compromiso con Dios. Debemos tener una actitud de gratitud hacia la naturaleza y reconocer que somos parte de ella, no dueños o dominadores.

También implica preocupación por los más vulnerables y marginados, los más afectados por la degradación ambiental. Debemos trabajar juntos para construir una sociedad más justa y equitativa, donde todos tengan acceso a los recursos necesarios para una vida plena y digna.

El lema “Por todos, para todos” encierra una profunda verdad acerca de la importancia de trabajar juntos por el bien común y valorar la diversidad de nuestra comunidad escolar. Desde nuestro compromiso cristiano, este lema adquiere un significado aún más profundo, ya que nos invita a seguir el ejemplo de Jesús, quien vino a servir y no a ser servido, y nos llama a poner nuestros dones y talentos al servicio de los demás.

Por ello, el lema “Por todos, para todos” es un compromiso por la fraternidad, donde cada miembro de la comunidad se sienta acogido, respetado, valorado y ayudado. Con esta actitud seremos capaces de construir un ambiente sano y positivo, tan necesario para vivir nuestro tiempo escolar y para ayudar a nuestra sociedad y nuestro mundo a trabajar por la desaparición de la guerra y de los conflictos y a construir una convivencia fraterna y solidaria, comprometidos por la justicia social.

Buen curso para todos.